EL CHÁNDAL YA NO ES DE CANIS

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Ni en el gimnasio se veía ya esa prenda que tantos han odiado en sus días de colegio, y que en los ochenta tanto torturaron la vista y la piel con aquel táctel tan brillante. La prenda, santo y seña de alguna tribu y de raperos o de Fidel Castro, ha dado una vuelta tan brutal que ahora resulta que se lleva y que hasta las firmas más populares lo comercializan.